viernes, 3 de julio de 2009

El teórico de la flexiguridad - Geografía

El teórico de la flexiguridad

Jerôme Gautier analiza el modelo que propone un nuevo equilibrio laboral
Busca un punto medio entre la flexibilidad y la seguridad
Ya se está aplicando en Dinamarca y Suecia

Domingo 22 de agosto de 2004


Invitado por el Centro Ceil-Piette del Conicet, Gautier se refirió a los cambios surgidos en el mercado de trabajo Foto: Julián Bongiovanni
"Ahora que el mundo se ha vuelto un lugar con mucha competencia e incertidumbre, donde hay que ser mucho más flexible, se debe cambiar el modo de proteger a los trabajadores. En Europa, hoy el gran tema es la flexiguridad, que intenta conciliar la flexibilidad del mercado y la seguridad de los trabajadores."
Los conceptos pertenecen al profesor de Economía de la Université de Reims y de la Ecole Normale Supérieure de París, Jerôme Gautier, que vino al país invitado por el Centro Ceil-Piette del Conicet y dialogó con LA NACION sobre los cambios en el mercado laboral tras la crisis del modelo de producción fordista.
-¿Se está aplicando ese modelo de flexiguridad o es sólo un postulado teórico?
-Algunos países como Dinamarca y Suecia han implementado muy bien este nuevo equilibrio. En Dinamarca hay mercado laboral muy flexible y dinámico, con bajo nivel de protección del empleo, casi tanto como en los Estados Unidos; entre el 25 y el 30 por ciento de las personas activas pasa por el desempleo por año, pero al mismo tiempo las encuestas muestran que la sensación de seguridad de sus trabajadores es muy alta, mucho más que en Francia o Japón, donde la protección del empleo es mayor. Eso se explica por lo que se llama el "triángulo de oro" basado en tres pilares: baja protección, seguros de empleo y ayudas sociales muy generosas, y una política de "activación" del trabajo.
Es decir, el mercado es flexible, pero los trabajadores cuando son despedidos cobran hasta el 90% del salario y luego lo acompañan con lo que llaman la activación: después de un año, si la persona no consiguió trabajo tiene que aceptar un empleo subsidiado en el Estado y empresas privadas, con capacitación. En Dinamarca, el desempleo es del 5 por ciento.
-¿Qué pasa con las transiciones laborales, características de estos tiempos?
-Una idea clave de la flexiguridad es que ya no se trata de proteger el empleo de por vida, sino las transiciones, por medio de medidas activas. Esto es muy importante, porque una gran tendencia de las sociedades de la OCDE es la individualización y heterogeneidad: ahora se debe tratar a cada persona sobre una base individual y se lo debe acompañar como un individuo durante el ciclo profesional; es una visión más dinámica, más longitudinal, de acompañar a la persona en las transiciones entre un empleo y otro.
De este modo, los mercados transicionales aparecen como posiciones alrededor del empleo donde el individuo pueda desarrollarse mientras permanece fuera del mercado.
-¿El énfasis en este modelo está puesto en la capacitación?
-Antes, la prioridad era mantener el empleo; ahora, es mantener la empleabilidad. Esta es la mejor medida para ofrecer seguridad en el mercado laboral, y se consigue con capacitación. En las países de la OCDE, con el progreso técnico y los cambios laborales, hubo un aumento fuerte del trabajo calificado; y ahora -por ejemplo en Francia- hubo un esfuerzo muy grande por aumentar el nivel de capacitación y educación de los jóvenes. A principios de los años 80, sólo el 30% de los jóvenes que salían del sistema de formación tenía el bachillerato; ahora es el 60%. En la industria automotriz, por ejemplo, en las grandes empresas, casi todos los obreros tienen el bachillerato, mientras que 20 años antes se podía entrar a estas compañías sin ningún diploma.
-¿Cómo debe ser esta capacitación? ¿Se le da prioridad a la formación general?
-Antes, los obreros entraban sin ningún diploma, y después tenían una formación por la práctica; era lo que se llamaba capital humano específico, que no se podía transferir a otra empresa. Hubo estudios muy interesantes, que muestran que si uno no ha alcanzado un buen grado de educación inicial, después es muy difícil de compensar este déficit. Hoy, nuestras economías necesitan más capital humano general, lo que se adquiere en el sistema de educación inicial, pero también en el sistema de formación continua, profesional.
-¿Se perfilan nuevos modelos para superar la crisis de los viejos sistemas productivos?
-Sí, hoy se pueden oponer dos modelos. Ambos se aplican: uno en el Reino Unido, el denominado patrimonialismo; el otro es más de tipo socialdemócrata, y se da en los países del norte de Europa. El patrimonialismo es un liberalismo social en el que el Estado interviene para ayudar a la gente antes y no después, cuando las consecuencias ya son irreversibles. Por ejemplo, se ayuda a los trabajadores a acumular capital humano, social (vínculos, relaciones), y financiero. En el Reino Unido el Estado ofrece a los individuos cuentas bancarias destinadas a que la persona pueda adquirir y mantener el capital humano como formación y calificación y en las que el Estado aporta.
-Así el Estado está subsidiando la demanda en lugar de la oferta de capacitación.
-Claro, subsidia al individuo, que después es libre de comprar en el mercado la formación que quiere. El trabajador adquiere así un portfolio de capital que le permitirá enfrentar al mercado.
En cambio, en Suecia y Dinamarca el modelo es distinto. La prioridad también es darle poder y autonomía al individuo (lo que se denomina el "empowerment"), pero se considera que hay que acompañarlo, que no es suficiente darle capitales para enfrentar al mercado; sino que hay que tener en cuenta sus capacidades para movilizarlos y ofrecerle todas las instituciones que le permitan alcanzar sus objetivos.
Un ejemplo es el de la formación; si sólo se le da dinero, existe el riesgo de que el individuo no sepa qué capacitación elegir. Muchos no invertirán suficientemente en el capital humano porque no saben exactamente cuáles son las necesidades ni los momentos oportunos.
Gustavo Efron
Cambios familiares
El académico opinó que al analizar las crisis del modelo de producción fordista, no hay que considerar sólo la caída de la estructura de pleno empleo, sino también el cambio operado en la esfera privada.
Según Gautier, "Se ha insistido mucho en los aspectos económicos: la globalización, el progreso técnico, los cambios laborales, pero no en los cambios sociales: lo que pasó con las familias, el aumento de los divorcios, de los hogares monoparentales; y eso es muy importante, porque cuando se mira a la pobreza, por ejemplo en los países de la OCDE, está muy concentrada en estas familias".
Remitiendo a la dimensión familiar del fenómeno, el profesor de economía opinó que es inexacto afirmar que hubo pleno empleo en los llamados "mejores años", porque "eran pocas las mujeres que desarrollaban actividad laboral, y había un equilibrio entre el hombre que trabajaba y la mujer e hijos dependientes. La tasa de empleo era mucho menor, porque había muchas personas fuera del mercado laboral"

No hay comentarios:

Publicar un comentario